Siempre pienso que tengo tantas cosas que contar y que, igual que a mí me ha servido tanto leer alguna historia del Lifeline Sampler, de compañeros lejanos no solo en el espacio sino también en el tiempo, pues hay historias escritas hace más de 30 años que me han sido tan cercanas y útiles; yo también tengo mucho que escribir y contar acerca de cómo era mi vida y cómo OA la ha cambiado. Pero al final nunca me pongo a escribir, siempre me parece que no voy a conseguir transmitir lo que quiero transmitir y mi perfeccionismo me paraliza. Solo el amor puede vencer esa parálisis, y ahora mismo, cuando acaba de salvarme de una recaída el pensamiento, justo a tiempo, de que tengo un grupo, de que no estoy sola, es el mejor momento para expresar mi esperanza y mi agradecimiento pese a que en mi cabeza hoy, y desde hace unos días, no dejan de rondar chocolatinas y dulces típicos de esta época navideña. Ahora es el momento de escribir.

stairs-174970_640Yo llegué a OA hace más de 3 años y desde hace unos ocho meses trabajo el programa HOW, una forma de OA solo que con unas rutinas claras y sistemáticas de cada día (3 llamadas, planin e inventario con mi madrina, amadrinar obligatoriamente, ir a 3 reuniones a la semana, trabajar cada día el programa, en definitiva). Si ya OA me estaba ayudando aun trabajándolo sin tanta disciplina, el trabajarlo con asiduidad y apoyo diario de mi madrina me ha hecho mejorar de una forma increíble. Llevo sin recaídas desde que entré, sobre todo porque no pruebo mis alimentos compulsivos (harina refinada y azúcares) y, aunque mi abstinencia no es perfecta, noto un progreso tanto en lo físico como en lo emocional y espiritual como nunca había sentido.

Un ejemplo de este progreso es que, pese a la codependencia y la toxicidad de mi relación con un familiar, he sido capaz de convivir con esa persona este último mes gracias al programa, pese a sentir todos los días envidia, ira, resentimiento, a la vez que culpa por sentir todo esto hacia alguien de mi familia. Y es que aunque tuviese todos esos sentimientos, ver mi impotencia ante ellos, mis defectos de carácter implicados en ellos y en la autocompasión que a veces me embarga (como hoy), compartirlo con mi madrina, ver cómo sería mi vida sin ellos y pedirle a dios que me dé valor para seguir abstinente y asumir esta situación como una lección y una vía de crecimiento; hacer todo este trabajo mediante las herramientas que me da el programa me está enseñando que no siempre soy feliz ni tengo que serlo, pero eso no significa que tenga que ser miserable y abandonarme a mí misma ni a dios. Que no estoy sola. Y ese pensamiento está en la misma cabeza donde están llamándome las chocolatinas del armario, pero gracias a dios ha sido ese pensamiento el que me ha llevado a la acción de coger el teléfono y hablar con una compañera. Ella me ha recordado cómo eran mis recaídas al describirme las suyas: al principio silenciosas, amables, tentadoras y de apariencia inofensiva; pero crueles, rápidas, devastadoras y humillantes al final. Por eso gracias a dios por una hora más abstinente, solo por ahora, solo por hoy. Porque darme cuenta de mis pensamientos y deseos de comida no significa caer en ellos, sino la oportunidad de poner acción y programa para no llevarlos a la acción. Gracias a Dios por los compañeros y compañeras. Por OA como un todo. Porque mi mensaje de esperanza siga llegándome a mí misma y, a través de mí, a otras personas que lo necesiten.
Málaga (España), enero de 2017.