Esta mañana estaba en mi reunión presencial y entre varios temas hemos tratado el tema del PS.swan-173675_640
Siempre he sido creyente, salvo una temporada en la que unas circunstancias me hicieron renegar de Él.
Hice la Primera Comunión y me casé por la iglesia. En mi casa no me metieron a ningún Dios por los ojos, pero de pequeña era muy buena en clase con la religión y unos años más tarde vino a casa a pasar unos días un tío de mi padre, que era cura. Apenas habló de Él, pero tenía un toque de dulzura y paz hablando sobre hacer el bien que me envolvía.
Fue misionero en la selva amazónica y los indígenas le salvaron la vida en más de una ocasión escondiéndole debajo de una alfombra, que había debajo de una mesa. Cuando llegaban a buscarle para asesinarle, los indígenas hacían como que estaban jugando a cartas y así le cubrían.
Hay que tener mucha fe para seguir siendo cura. A mí esto me llego al alma y deseé ser monja. Unos años me duró el entusiasmo hasta que empecé a salir con chicos……
Pero siempre he creído.
Después de muchos años descubro un Poder Superior distinto, particular. Uno que me ayuda con la comida y los defectos de carácter. El otro es un Dios religioso. Este nuevo es distinto. Lo noto a mi lado de distinta manera. Más pendiente de mí, como si él fuese sólo para mis problemas. Me siento feliz y protegida.
Lo descubrí en la convención y estoy más contenta que un niño con zapatos nuevos. Sabía que algún día lo encontraría, no perdí la esperanza, encontré el mío.